¿Qué es la coeducación?

Tradicionalmente las escuelas y colegios se han clasificado en masculinos, femeninos y mixtos, dependiendo de si sus alumnos son solo niños, niñas o de ambos sexos. La coeducación, en su concepción moderna, es algo que va más allá de la educación mixta: es el sistema educativo que promueve, en todo momento y en sus tres estamentos básicos (estudiantes, profesores, familias), la igualdad entre niños, niñas y adolescentes, independientemente de su sexo, etnia, creencias políticas o religiosas, o nacionalidad y aspecto físico, sustentando esta igualdad en el respeto y visibilización de lo femenino y lo masculino, sin discriminación ni violencia.

¿Por qué es necesaria la coeducación?

Desde hace muchísimos años, por tradición, por patrones culturales y costumbres que se pasan de generación en generación, se ha brindado una crianza con discriminación de género asumiendo que la mujer es débil, sensible, emocional y subordinada siempre al hombre. Por mucho tiempo, su educación se orientó a que ejerciera únicamente su función de madre y esposa. Y este tipo de crianza empieza desde el nacimiento, con aspectos como seleccionar el color rosado para las niñas, regalarles juguetes relacionados con los roles mencionados (muñecas, cocina, plancha, tocador); y luego se les insiste en que su lugar es la casa mientras que el del hombre está en la calle, pues es el que dirige, el que manda, el que castiga (“esta noche hablamos con su papá”).

Pero el problema grave de una crianza sin equidad y con discriminación de género es que crea injusticias y, muy especialmente, violencia: los mejores empleos y el mayor número de oportunidades de trabajo son para los hombres, el sueldo de las mujeres es un 20% menos que el de los hombres, incluso ocupando el mismo cargo; y la mayoría de los puestos públicos y directivos son desempeñados por hombres. Y ni hablar de la violencia: el panorama es, bajo las condiciones actuales, francamente preocupante, al punto de que no pasa ni un día sin que aparezcan noticias desgarradoras sobre violencia intrafamiliar, en las que la víctima es casi siempre la mujer: feminicidios, maltrato, abandono de hogares, abuso sexual; hechos casi siempre dados por hombres cercanos a la familia (padres, padrastros, hermanos, abuelos) o con alguna influencia o poder sobre la mujer (jefes, directivos, compañeros de trabajo, compañeros de colegio, etc.)

Es claro, entonces, que somos una sociedad eminentemente machista y que se hace necesario desaprender sesgos, estereotipos, prácticas, conductas y valores que, muchas veces de manera inconsciente, les transmitimos a nuestras hijas, hijos y estudiantes. Se hace necesario, de igual forma, que todas las personas significativas para las niñas y niños (padres de familia, maestros, profesores y otros cuidadores) asuman el compromiso de educarlos en igualdad para que puedan ejercer una ciudadanía plena en derechos y sin discriminación, lo que es una garantía de prevención de la violencia.

¿Qué se busca con la coeducación?

La coeducación busca que las instituciones educativas les brinden a todos sus alumnos, las habilidades, competencias y valores, que les permitan enfrentarse a una sociedad que está en cambio permanente; que se eduquen en un ambiente justo, solidario y democrático, en el que tengan las mismas oportunidades, independientemente de su sexo. Con la coeducación se busca, por lo tanto, entre otros, los siguientes objetivos: 

1. Comprender el concepto de equidad de género y actuar en consecuencia.

2. Afrontar los conflictos en forma positiva, desde el diálogo.

3. Rechazar la violencia y prevenirla en todas sus formas, incluyendo el bullying o matoneo escolar. 

4. Cuestionar, rechazar y corregir las conductas sexistas, adultocentristas, xenófobas, racistas, homofóbicas y androcentristas existentes en las familias, las aulas, los medios de comunicación y redes sociales. 

5. Establecer normas de responsabilidad y cuidado de lo propio y ajeno, incluyendo materiales e instalaciones del colegio.

6. Incorporar los valores positivos tradicionalmente atribuidos a uno u otro sexo en la formación de niños y niñas por igual, de tal manera que todos logren competencias que antes se asumían solo de mujeres o de hombres.

7. Rescatar los saberes y experiencias de las mujeres, y sus valiosos aportes en todos los campos, de tal manera que se visualicen sus logros, los cuales van más allá de sus funciones de esposas y madres.

8. Usar correctamente el lenguaje de forma que permita identificar que en el mundo somos mujeres y hombres. Es decir, que se hable, se escriba y se piense en femenino y masculino.

9. Aprender a comunicarnos desde el respeto. Se trata de uno de los pilares de la coeducación: tener en cuenta al otro, escucharlo de verdad, así no estemos de acuerdo con su opinión; valorarlo, tratar de “ponerse en los zapatos” del otro, “sentipensar” como el otro. De esta manera, se asumen los conflictos como una oportunidad de crecimiento para todos. 

10. Rechazar de manera respetuosa, pero enfática, todo comentario, chiste, caricatura, imagen o canción que haga burla de alguien por su sexo, raza, credo u orientación sexual. Y esto se debe hacer en todos los ámbitos, empezando, desde luego, en el hogar. 

Bajo las actuales condiciones, no hay duda de la función que debe cumplir la coeducación en la búsqueda de una sociedad más justa e igualitaria, en la que las oportunidades sean para todos y en la que todos puedan ejercer plenamente su ciudadanía desde el momento mismo del nacimiento. Se trata de un proyecto que requiere de la participación activa y decisiva de profesores, estudiantes y padres de familia, cuyo propósito es contrarrestar, desde su aporte, la cultura de la violencia y la aterradora inequidad que explica buena parte de los graves problemas de nuestro país.