Por: Crianza & Salud / 19 enero 2023
El vapeo (acto de inhalar y exhalar el vapor creado por un cigarrillo electrónico) es una actividad que, día a día, se está volviendo más común, en especial, entre los adolescentes, gracias a lo novedoso de involucrar dispositivos tecnológicos y la “personalización” que ofrecen las sustancias que proporcionan sabor, entre otros aspectos. Esto está ocasionando que el número de personas que utilizan estos mecanismos vaya en aumento cada día.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas (ENCSPA), realizada, en 2019, por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y el Ministerio de Justicia y del Derecho, “el 5% de los encuestados (cerca de 1,1 millones de personas, entre los 12 y 65 años de edad) indicó que usaron cigarrillos electrónicos o vapeadores alguna vez en la vida, lo que los convierte en la tercera sustancia psicoactiva legal de más uso en el país”. Este es un factor realmente inquietante si se tiene en cuenta que es la primera vez que la encuesta hace la medición de este tipo de productos.
Y es que estos dispositivos cada vez ganan más adeptos debido a varios factores, entre ellos, a la novedad y curiosidad que despiertan y a la falsa seguridad que generan al creer que vapear, como se le denomina a la acción de aspirar y despedir, en sustitución del tabaco, el vapor generado por un cigarrillo electrónico, es más seguro que fumar cigarrillos convencionales o que ayuda a dejar el hábito de fumar. Sin embargo, los riesgos no son menores e incluso, en la mayoría de los casos, hay mucho desconocimiento con respecto a la composición química de estos y los riesgos para la salud que puede acarrear su consumo.
Para entender mejor qué son estos dispositivos y cuál es su impacto en la salud, consultamos al Dr. Jürg Niederbacher, quien es profesor titular y director del Departamento de Pediatría de la Universidad Industrial de Santander, además de ser expresidente de la Asociación Colombiana de Neumología Pediátrica, quien nos comentó que: “Con estos productos básicamente lo que se produce es una vaporización de una sustancia, la cual es inhalada por las personas, en muchos casos, incluso, con la intención de disminuir el consumo de productos derivados del tabaco; sin embargo, lo que ellas no saben es que entre algunas de las sustancias que se nebulizan están la nicotina, las soluciones aceitosas, que se ha demostrado que son nocivas para los pulmones; y los saborizantes, que también tienen efectos que se encuentran en estudio, pero que pueden causar lesiones en distintos órganos”.
Lo cierto es que la actividad de vapear tiene tantos mitos como novedades. Muchos individuos se han abocado al uso de cigarrillos electrónicos creyendo que estos, en comparación con los tradicionales, no son dañinos o no generan adicción, pero la verdad es que los líquidos que se usan y que posteriormente se convierten en vapor pueden tener sustancias tóxicas que afectan no solo el sistema respiratorio, sino también otras partes del organismo.
Al respecto, Niederbacher indica que estos dispositivos cuentan con metales como el níquel, estaño y plomo, los cuales, en conjunto con los saborizantes y componentes como la glicerina vegetal y otras sustancias químicas que son ingeridas en el acto de vapeo, pueden generar convulsiones, crear adicciones, alterar la oxigenación y producir trastornos emocionales. En el hígado puede incrementar la presencia de sustancias que producen afectación a nivel hepático; en el sistema inmunológico, entre tanto, se ha demostrado que suprime la respuesta a algunos virus y bacterias; en el corazón eleva la frecuencia cardiaca y la presión arterial y a largo plazo puede generar enfermedad miocárdica, cardiovascular y coronaria.
De igual manera, en los pulmones, que son los órganos principalmente afectados, aumenta la resistencia en la vía aérea y facilita la adquisición de infecciones por enfermedades como el neumococo. Además, se conocen casos en los cuales se han presentado lesiones por efectos mecánicos como quemaduras y trauma por explosión de los dispositivos de vapeo.
Sin duda alguna, su uso tiene un alto impacto para la salud; no obstante, aquellos que vapean, por lo general, no son conscientes de ello y lo hacen creyendo que es bueno o que es una solución para dejar de fumar los cigarrillos convencionales, algo que, en realidad, no es cierto, pues incluso puede generar recaídas para quienes intentan dejarlos o deseo para los que no han fumado antes.
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Sumado a los riesgos antes mencionados, igualmente existen otros que involucran el desarrollo y crecimiento de los niños, niñas y adolescentes (NNA), ya que, al vapear, entre otras sustancias, se introduce nicotina en el cuerpo, la cual, además de ser altamente adictiva, puede desencadenar problemas como:
Los niños están empezando a vapear desde muy temprana edad, y esto lo que genera es que conforme crecen van a querer más y más, lo que lleva a experimentar rápidamente con otras sustancias nocivas.
Por otra parte, es importante tener en cuenta que con el vapeo igualmente se presenta el efecto conocido como “humo de segunda mano” o “fumadores pasivos”, que consiste en que las personas que se encuentran alrededor del vapeador también se ven afectados por el vapor y las sustancias que salen del dispositivo, así no lo empleen. Con lo cual, si un adulto vapea en casa el efecto negativo de las sustancias no recae únicamente en él, sino que puede afectar a los demás miembros de la familia, incluidos los niños, niñas y adolescentes.
En materia legal es clave resaltar que en Colombia no existe una regulación con respecto a las sustancias y dispositivos que se usan para el vapeo. Lo más cerca que estuvo el país de poner en vigencia una normatividad referente a esto fue a través del proyecto de Ley N° 493 de 2020, por medio del cual se buscaba “regular los productos de administración de nicotina sin combustión (PANSC), incluyendo los cigarrillos electrónicos (CE) y los productos de tabaco calentado (PTC), así como implementar la política pública de reducción de riesgos y daños al incluirla en el consumo de nicotina”; sin embargo, dicho proyecto de ley actualmente se encuentra archivado.
Teniendo en cuenta que la práctica del vapeo está en furor y su uso ha ido en aumento entre los jóvenes en los últimos años, este tema ha encendido las alarmas entre los profesionales de la salud, en especial, entre los pediatras; por tal razón, Niederbacher nos da algunos consejos y sugerencias de gran importancia para tratar alrededor de este tópico:
Por: Cristhian Camilo Herrera Quintero
Subdirector de Comunicaciones y del Programa Crianza y Salud Sociedad Colombiana de Pediatría
Con la colaboración de: Jürg Niederbacher
Profesor titular y director del Departamento de Pediatría de la Universidad Industrial de Santander