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El llanto del bebé, ¿cuándo preocuparme?

El llanto del bebé, ¿cuándo preocuparme?

Por: Crianza & Salud / 16 agosto 2022

El cólico del lactante es una condición benigna, transitoria y autolimitada de los bebés entre las 2 y 16 semanas de vida. Aunque es una condición angustiante y, muchas veces, desconcertante, tener la certeza de que se trata de un trastorno pasajero y de que no existe enfermedad, hará que sea más fácil de manejar. Algunas medidas no farmacológicas nos ayudarán a mejorar los síntomas. El tener claros los signos de alarma permite identificar de manera oportuna la necesidad de profundizar en los estudios y definir un tratamiento. Es fundamental, para ello, contar con el acompañamiento profesional por parte del pediatra, quien nos ayudará a llevar este proceso con mayor tranquilidad.

El llanto es, indudablemente, una de las pocas formas de comunicación del recién nacido y del bebé pequeño con su entorno, es la forma de expresar sus necesidades e inconformidades y no significa necesariamente que haya una enfermedad. Como padres logramos desarrollar la capacidad para interpretar el llanto de nuestros hijos e identificar la causa para tranquilizarlos. Sin embargo, existen condiciones que hacen que algunos bebés tengan episodios de llanto intenso, prolongado y repetido que nos angustian, al punto de llegar a pensar que algo muy malo está ocurriendo con ellos.

Una de esas condiciones es el conocido “cólico del lactante, un trastorno conductual en bebés entre el mes y los cuatro meses de vida, donde se presentan periodos prolongados de llanto y malestar difíciles de calmar, generando gran ansiedad e impotencia en sus cuidadores y que se desencadenan sin causa aparente; con frecuencia los bebés gritan, estiran y suben sus piernas y eliminan gases. Casi siempre estos episodios ocurren en las horas de la tarde-noche, inician entre las dos y cuatro semanas de vida y tienden a desaparecer entre las 12 y 16 semanas. Aunque es denominado de forma común como “cólico, no existe prueba alguna de que el llanto esté causado por un dolor abdominal o en cualquier otra parte.

Se calcula que hasta el 40% de todos los menores de seis meses tienen cólico; sin embargo, la causa aún no está del todo esclarecida y es una condición que desaparece espontáneamente sin necesidad de intervenciones médicas específicas. Por lo tanto, no se trata de una enfermedad; algunas teorías sugieren que existe inmadurez del tracto gastrointestinal y del sistema nervioso central que mejora poco a poco con el paso de los días (inmadurez neurointestinal).

Los bebés con cólico son, por lo demás, sanos, tienen un apetito adecuado, lucen saludables, presentan un examen físico normal, crecen bien y tienen deposiciones normales. Estas condiciones son indispensables para hacer el diagnóstico de cólico del lactante.

Signos de alarma

Existen signos de alarma que, acompañados con los episodios de llanto intenso, hacen necesario la consulta con el pediatra para ampliar los estudios, definir intervenciones y descartar enfermedades que puedan estar ocasionando los síntomas del paciente, como son, por ejemplo:

  • Fiebre.
  • Vómito persistente.
  • Deposiciones con sangre.
  • Rechazo a la alimentación.
  • Dificultades en el agarre al seno o al biberón.
  • Pobre ganancia de peso y talla.

El cólico, al no ser una enfermedad, no tiene un tratamiento específico, por lo que no deben administrarse medicamentos para el dolor ni los gases, no se deben cambiar las fórmulas lácteas ni suspender la lactancia materna sin la previa autorización del pediatra.

Medidas no farmacológicas

Con el fin de ayudar a reconfortar al bebé y disminuir el tiempo de llanto, existen las siguientes medidas no farmacológicas:

  • Realizar masajes abdominales usando cremas o aceites; el contacto físico ayudará a tranquilizar al bebé.
  • Dar un paseo en el coche o en el carro.
  • Mecer al bebé o ponerlo en una silla vibradora.
  • Poner música suave o ruido blanco.
  • En algunos casos, funciona reducir el estímulo ambiental y envolver al bebé en una manta.

Es muy importante mantener la calma en la medida de lo posible, recordar que ni nosotros ni el bebé somos los culpables del llanto, que es una condición benigna y pasajera. Es fundamental, igualmente, consultar al pediatra, tener apoyo y hacer seguimiento del bebé.

El cólico del lactante es una condición que desgasta y angustia; por ello, cuando como padre o cuidador se sienta tenso, ansioso o agotado, no dude en pedir ayuda, descanse y así retomará las energías necesarias para mantener una actitud positiva. Y no olvide recordar que todo pasará a medida que su bebé crezca.


Por: Juliana Zapata Garcés

Pediatra Universidad Pontificia Bolivariana

Miembro de la Sociedad Colombiana de Pediatría



Lecturas recomendadas

·         Blesa Baviera LC. Trastornos digestivos funcionales pediátricos. Criterios Roma IV. En: AEPap (ed.). Curso de Actualización Pediatría 2017. Madrid: Lúa Ediciones 3.0; 2017. p. 99-114.

·         González Coquel, S. del C., & Brochet Bayona, C. Opciones de tratamiento del cólico del lactante. Pediatría, 2015;48(3):61±67.

·         https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/pediatricas/colico-lactante.html

·         https://kidshealth.org/es/parents/colic.html

*NOTA: texto escrito basado, con la autorización de su autor y editores, en el libro en construcción Del pediatra para la familia, de la Sociedad Colombiana de Pediatría - Regional Antioquia (2022).



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